No tendrías que haberlo hecho. Quisiera
no arrepentirme de aquellos meses que pasamos juntos. Quisiera no odiarte en este preciso momento y mañana un poco más. Callaste
y desapareciste sin ninguna dificultad, cuando yo intente, intente y termine
fracasando. Se que no lo hubiera logrado.¿Cómo hacerlo si todavía recordando tu nombre se me ponía la
piel de gallina o se escuchaban uno o dos latidos más de lo normal?
No tenías nada especial. Incluso
cualquiera podría haberte clasificado como un ser inanimado, alguien más entre
tanta muchedumbre. Pero yo no. Yo no
pude. Tuve que encontrarte aquella maldita cosa que me llevo como presa fácil
ante tus brazos. Algo tuviste que tener que hasta el día de hoy, a pesar de
todo lo que me hiciste sufrir, conservo
una parte tuya en mi interior.
Hubiera preferido que callaras. No
hacia falta que respondieras a mis te quieros. Sabias que lo mío era real ¡Las
neuronas que habré llegado a perder por tu culpa! La adrenalina de la cuenta
regresiva para verte un viernes a la noche… ¿Tanto te costaba ser sincero
conmigo? Siempre la misma escena, el mismo lugar, tú y yo adentro del auto,
hablando de las mismas cosas y peleándonos por la misma música que al final
terminaba por gustarme. El volumen al máximo tratando de tapar tu bipolaridad,
tu ego y tu indeferencia. Parlantes saturados. Me encontraba aturdida y
demasiado tarde fue cuando decidí abrir los ojos y hacerle frente a lo que
realmente era(mo)s.
Hoy miro hacia atrás y me pregunto si
realmente fue todo mentira, si
resultaste ser solo un completo desconocido que fingía quererme.
Tú respuesta: Tú silencio.
A veces queda solamente dar gracias por lo que pasó y seguir caminando. Los tiempos cambian, nosotros también.
ResponderEliminarLo que más duele es no saber qué fue el detonante de ese adiós y de ese silencio. Un saludo.
ResponderEliminar