lunes






Afuera hacia frió y la hoguera apenas alcanzaba para calentar la sala. Las ventanas estaban teñidas de gotitas que quedaban atrapas en los cristales, el cielo se rompía y las nubes largaban su pena hasta quedarse secas. La casa estaba a oscuras salvo por la luz que titilaba al final del pasillo.
La pequeña vela iluminaba cada pagina, permitiendo que  la lluvia de afuera se combinara  con la música de los bailes. Recuerdo que de vez en cuando cerraba los ojos,  me quedaba con una mano sobre el libro, la espalda contra la ventana y me imaginaba la figura seria y orgullosa del Sr Darcy  que camuflaba a un hombre completamente enamorado. Volvía a abrir de un solo golpe los ojos y  retrocediendo unos cuantos años, terminaba perdiéndome en aquella Inglaterra de finales del siglo XVIII.